A partir del informe publicado por el EAN hace unos días, de 0 películas a 236, arrancó una serie de polémicas y cruces entre el Espacio Audiovisual Nacional y el director del INCAA, Carlos Pirovano.
A raíz de todo este acontecimiento y de las cosas que vienen sucediendo en torno al Instituto, nos planteamos el siguiente interrogante, ¿realmente quiere el Estado una industria audiovisual sólida? o esta serie de medidas son pequeños avances para ir debilitando de a poco este sector.
En primer lugar, el actual director que hace un tiempo haría unos desafortunados comentarios sobre el cine nacional, no es alguien que venga de la industria, es economista y nunca estuvo ligado a ningún trabajo referido a lo audiovisual hasta este momento que fue designado como director. De esta manera no se comprende cómo se busca la excelencia de un sector si quien lo dirige no tiene una noción básica de lo que lo rodea.
Por otro lado el financiamiento. El INCAA se sostenía a través del Fondo de Fomento Cinematográfico, que está compuesto por ingresos específicos que corresponden a impuestos del sector:
| Un impuesto del 10 % sobre el precio básico de toda localidad o boleto entregado gratuita u onerosamente para presenciar espectáculos cinematográficos en todo el país, cualquiera sea el ámbito donde se realicen. Un impuesto del 10% sobre el precio de venta o locación de todo tipo de videograma grabado, destinado a su exhibición pública o privada, cualquiera fuere su género. El 25% del total de las sumas efectivamente percibidas por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) en concepto de gravamen a la facturación de los canales de TV y servicios de cable, y otros ítems menores. |
Además el Poder Ejecutivo en algunos momentos también otorgaba erogaciones especiales.
La gestión actual decidió eliminar los ingresos a partir de los impuestos a los videogramas y las sumas percibidas por el Enacom, quedando solamente como fuente de ingreso el %10 de las entradas vendidas y cual sea el monto que se decida en el Tesoro y lo que se destine cuando se realice el presupuesto.
Otra de las medidas tomadas por el gobierno es la eliminación de los adelantos de subsidios y los sistemas de pre clasificación. La forma de selección de proyectos se daban a través de la “ventanilla continua”, un plazo de un año donde se podían presentar diferentes proyectos, allí un comité de representantes de diversos sectores (directores, productores, actrices, actores,etc) analizaba cada proyecto. La aceptación de un proyecto no implica que te financien toda la película, sino que te lo declaran de interés. Esa declaración implica un aval por parte del Instituto que te permite buscar otros inversores, también asegurar un subsidio a la hoa de estrenar la película y por otro lado la declaración de interés te permite también pedir un adelanto del subsidio.
A su vez, el gobierno establece que quiere formar una industria audiovisual que pueda competir con las producciones de afuera pero contradictoriamente toma medidas que favorecen a todas las industrias menos a la argentina: por ejemplo la eliminación de la cuota de pantalla y por consiguiente la media de continuidad. La cuota de pantalla consiste en que de un total de películas que se estrenan en
Argentina, hay cierto porcentaje que tiene que corresponder a producciones nacionales, y la media de continuidad establece de que si se cumple ciertos porcentajes de asistencia a esas proyecciones, las películas deben mantenerse en cartelera una semana más, y así ir analizando semana a semana. Estas dos medidas son cruciales para la protección del cine nacional, ya que hoy en día la mayoría de las salas comerciales del país son propiedad de los principales majors hollywoodenses, y otra cuestión es que desde hace un tiempo todas, un gran porcentaje de estas salas están ubicados en los shoppings o centros comerciales, lo cual genera un micro ecosistema en el cual está ligado el cine con las cadenas de comidas, por lo que cada estreno de las películas de hollywood vienen con paquete publicitario que incluye a Mc Donals, Burguer King y demás empresas, por lo cual se arma una gran movida comercial lo cual deja sin pantallas a las películas argentinas, ya que por contrato los cines tienen que dar cierta cantidad de salas a estos estudios.
Todas las medidas tomadas en respecto al INCAA se hicieron desde un lugar de plantear al Instituto cómo un organismo que genera muchas pérdidas y que ese dinero podría ser destinado a cuestiones más importantes.
En el presupuesto de 2023 (el último disponible en el sitio del INCAA) se puede ver que el Instituto recibió alrededor de 16 millones de dólares, lo que constituye un porcentaje efímero del presupuesto, si bien es un número muy grande a la vista de cualquier persona, cuando se trata de dinero destinado a políticas públicas tiene otra magnitud, ya que se puede considerar que la industria audiovisual es una gran generadora de trabajo, que directa e indirectamente genera muchos puestos y oficios y también tiene una gran retorno de dinero, un estudio realizado en el año 2022 por el INCAA demuestra que por cada peso que se deja de invertir en el Fondo de Fomento Cinematográfico, la economía argentina pierde 5,4 pesos en Valor Bruto de Producción y 5.689 puestos de trabajo, de los cuales el 60 % se generan fuera del sector audiovisual.
A día de hoy esas cifras se habrán modificado un poco, pero lo que se plantea está a la vista, no pareciera ser una cuestión de números sino más una batalla cultural/ideológica con respecto al lugar del cine en nuestro país. Por que si de número se hablan se pueden buscar otras alternativas para poder fomentar la industria cultural, un caso es el de España, que parte de los ingresos que utilizan para el desarrollo de la industria audiovisual provienen de los impuestos que tienen las plataformas de streaming. Esas son alternativas que se podrían buscar.
Si bien el INCAA no está exento de malas gestiones a lo largo de la historia tampoco significa que se deba cortar su funcionamiento, la respuesta no debe ser la paralización del sector, sino que hay que buscar alternativa y soluciones para poder solventar esos problemas pero no a partir de la paralización de la industria, nunca se debe dejar de producir, filmar y fomentar al cine.








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